La inflación afecta a la bolsa de valores

Inflación: ¿cómo afecta a la bolsa y cómo podemos convertirla en una ventaja?

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Por primera vez en años, estamos escuchando sobre los riesgos de la inflación y su impacto en las inversiones, ya que desde 2008 las políticas expansivas de los bancos centrales llevaron a la inflación a mínimos históricos; un lugar en el que permanecieron hasta el final de la crisis del Covid-19.

Sin embargo, entre todas estas noticias acerca de la inflación y su crecimiento, no siempre queda claro de qué hablamos cuando nos referimos a este fenómeno. Por un lado, sabemos que la inflación trae precios más altos a todos los bienes de consumo, pero puede ser difícil descifrar la manera en que ésta afecta a las acciones de la bolsa y a los activos financieros en general.

A continuación, hablaremos de algunos de los efectos que la inflación tiene sobre la bolsa de valores, aspecto de importancia cuando se quiere comprar y vender acciones en ciclos inflacionarios como el actual.

La inflación y valor de la moneda

El primer aspecto para tener en cuenta al hablar de la inflación es su efecto sobre la capacidad de compra de una unidad monetaria (dólar, euro, peso, etc). La relación entre precios y valor de la moneda es clara, pues si necesitamos más dinero para adquirir el mismo bien significa que nuestra moneda se ha depreciado.

En un sentido más estricto, los índices de inflación altos nos indican que nuestro dinero en efectivo, bien sea en físico o en un banco, pierde tanto valor como el índice de inflación anual que se registre en ese período. Esto no significa que nuestro dinero desaparezca, sino que su poder de compra se redujo.

En general, este es el problema más superficial de la inflación y que preocupa a los directivos de los bancos centrales, ya que un ciclo pronunciado de inflación puede conducir a una pérdida del poder adquisitivo de la sociedad.

El impacto a las empresas

Aunque no es sencillo el proceso que junta los retornos de las empresas y los registros en inflación, existe una relación directa entre el aumento de precios en la línea de producción que condicionan la capacidad de generar ganancias.

Las empresas pueden enfrentarse al reto de producir las mismas unidades de producto a un precio más alto por unidad, lo que los conducirá a vender por precios mayores. Ante esta situación, tienen dos alternativas:

  1. Subir el precio de sus unidades finales y arriesgarse a que los consumidores las compren en menores cantidades.
  2. Mantener el mismo precio de venta al consumidor, lo cual garantiza las ventas pero registra un menor retorno por unidad producida.


En definitiva, en lo que a producción se refiere, la mayor parte de las empresas se enfrentan a ingresos menores durante períodos de inflación, contando desde sus ingresos marginales al coste de producción en su línea de montaje.

El retorno por inversiones

Se ha estudiado el efecto que puede tener un período de alta inflación en nuestro portafolio. Aunque no hay datos cien por ciento concluyentes, se sabe que la inflación afectará negativamente los retornos generalizados sobre los principales índices del mercado.

Esto se debe a dos motivos principales.

  • En primer lugar, la inflación conduce a los bancos centrales a subir las tasas de interés sobre los bonos que emiten, y esto hace que los bonos sean más atractivos con relación a las acciones.
  • En segundo lugar, la capacidad de ahorro de los inversionistas disminuye, y como resultado estos tendrán menor cantidad de capital para invertir en acciones ya que dan prioridad a sus gastos primarios como alimentos, vivienda y transporte.


Adicionalmente, en un ambiente de inflación existen dudas acerca del potencial de crecimiento de las empresas y sus valoraciones, ya que un individuo con menos capacidad de consumo afecta la venta de productos de estas empresas.

Inversiones en diferentes tipos de acciones

Además de los efectos hablados anteriormente, es conocido el efecto que puede llegar a tener la inflación en diferentes tipos de acciones. En este sentido, señalamos dos grupos diferentes conformados por las “acciones de valor” y las “acciones de crecimiento.”

  • En las acciones de valor tenemos empresas relativamente tradicionales en el mercado, cuya actividad genera grandes cantidades de efectivo, pero con retornos relativamente modestos. Entre este grupo de acciones existen diferentes sectores, incluyendo bienes de consumo, como por ejemplo Coca-Cola Co (KO), Kellogg’s (K) o Johnson & Johnson (JNJ), hasta compañías de servicios, como McDonald’s (MCD), Verizon (VZ) o ExxonMobil (XOM).
  • Por otra parte, las compañías de crecimiento tienden a estar asentadas en tecnologías y productos innovadores y sus valoraciones de mercado tienden a estar infladas. Este tipo de compañías generan menores ingresos anualmente, aunque sus márgenes de ganancias suelen ser amplios. Aun así, los mercados premian el crecimiento de estas empresas con su confianza y representan a compañías grandes de la actualidad, como por ejemplo Apple (AAPL), Tesla (TSLA) o Facebook (FB).


Ambas clases de acciones pueden estar amenazadas por la inflación, pero los ciclos de desaceleración económica afecta de diferente manera a ambas:

  • Las acciones de valor tienden a flujos de cajas relativamente estables gracias a que sus productos y servicios se han convertido en una necesidad de consumo a nivel global.
  • Las acciones de crecimiento pierden acceso al capital, por lo que generan menos ingresos, afectando la capacidad de expansión. Son las empresas más afectadas por la inflación.


Entonces, ¿cómo podría protejo mis inversiones ante la inflación?

Los aspectos que hemos mencionado sobre este fenómeno económico nos permiten entender que nos encontramos ante un reto común al que adaptar nuestra estrategia de inversión.

Por un lado, sabemos que diferentes empresas actúan de manera diferente a los efectos de la inflación, por lo que un ciclo de este tipo puede ser una buena manera de redistribuir nuestro portafolio hacia acciones más estables o de comportamiento anticíclico.

Alternativamente, esta oportunidad nos puede mostrar cuál es la valoración más estable para compañías sobrevaloradas, lo que nos puede permitir comprarlas en descuento.

Finalmente, estos ciclos conducen a una revalorización de activos defensivos, como los bonos corporativos, las materias primas o el oro, que nos pueden servir como escudo temporal ante plazos de retornos reducidos, conservando el valor que las acciones comunes pueden perder con el tiempo.

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